viernes, 23 de septiembre de 2016

¡Ay… el apagón..!

Paz y  Bien…
 
El miércoles 21 de septiembre de 2016, comenzó como un día completamente normal.  Ese día desperté a las 5:30 am, como de costumbre, para levantar a mis chicos para ir a la escuela, con la particularidad de que yo iba a ver a mami y estar la mañana con ella.  Me fui con mis compadres y mi hija mayor, dejamos a mi comadre en su trabajo y Adamaris estaba a pocos minutos de su lugar de estudios.  Luego el compay, me llevó a casa de mi mamá.  Estuve con ella, almorzamos, hablamos y compartimos un ratito.
 

A eso de las 2:00 pm, me voy caminando a tomar el tren en la Estación de Las Lomas, e inmediatamente llegó, y salí, hacia Rio Piedras, donde me encontraría con Adi, para hacer unas gestiones personales.  Llegando a la estación de Centro Médico, me percato de que la intensidad de la energía bajó y sentí como si hubieran apagado el tren.  Pensé que era un cambio de turno o algo así.  De pronto veo que el tren que iba hacia el otro lado, tampoco arrancaba y sus puertas, al igual que en el que yo iba, no cerraban.  Se escuchó la voz del manejador del tren diciendo que “lamentaban los inconvenientes, y que estaban confrontando problemas técnicos.  Que esperaban resolverlos los antes posible.”  Así estuvimos de 5 a 8 minutos, cuando nos mandaron a bajar del tren, pues no había energía y que estaban haciendo gestiones para que las guaguas vinieran a recogernos.  Minutos más tarde, supimos, a través de las redes sociales, que se trataba de un apagón.  Llamé a mi hija y me dijo que el tren no había llegado y los mandaron a salir de la plataforma.  Afortunadamente, ella no llegó a subirse, que era mi preocupación, pues ella no conoce el área metropolitana y se hubiera puesto muy ansiosa.  Le dije que se fuera para el lobby del trabajo de su madrina y allí la esperó a que ella saliera.

Con mi cara de resignación.
A esperar...
 
Viendo el cielo nublado, porque anunciaron lluvia...

Mientras tanto, yo seguía en la Estación de Centro Médico.  De momento llegó una guagua de Manejo de Emergencias del Municipio de San Juan, para auxiliar a una persona impedida, a quien tuvieron que subir, pues esta estación es subterránea.  Afortunadamente, estaba tranquila y todo salió bien.  Aparte de esta señora, había 3 personas más, que también eran impedidas y como a las 5:00 pm, llegó una guagua especial para llevarlos a sus destinos.

 

Pude comunicarme con mi compadre a eso de las 3:00 pm, y me dijo que iba saliendo de su casa, para tratar de no coger tantos tapones (congestión vehicular – embotellamiento, etc.).  Quedamos en que él pasaría primero a recogerme y luego iríamos a buscar a mi hija y a mi comadre.  El celular de mi comadre se había descargado, pero el de mi hija, seguía con vida.  El mío se descarga rápido, pues la batería no está muy buena, y afortunadamente, lo había cargado en casa de mami, antes de salir.  Como a las 5:10 pm, me llaman muertos de la risa, porque a mi compadre se le olvidó ir a buscarme y llegó primero hasta Hato Rey, luego salieron a buscarme.  Yo me quedé tranquila, porque ya mi Grandota estaba segura y mis peques estaban en casa con papá.  Como a las 5:40 pm, me llaman nuevamente porque estaban perdidos, no encontraron la salida hacia Centro Medico, le pedí a uno de los empleados de la estación que les explicara cómo llegar, y él, muy amablemente, se quedó en el teléfono, explicándoles por donde tenían que coger hasta que llegaron a la estación.  Resulta que el muchacho vivió y conoce de Aguas Buenas.  <El mundo es un pañuelo.>  Bueno… por fin llegaron, casi a las 6:00 de la tarde.
 
De ahí en adelante, no había mucho tapón, el problemas era, que había que tener cuidado en las intersecciones, pues no funcionaban los semáforos, y todos querían pasar primero.  Afortunadamente, no tuvimos ningún contratiempo, en ese aspecto. 
 
De camino, llegando a Aguas Buenas, pude apreciar el atardecer y dar gracias a Dios, porque, primero: no cayó el aguacero que supuestamente iba a caer; y segundo: ya estábamos en camino y seguros.
 

Llegamos a casa entre 7:00 a 7:15pm.  Yo estaba cansada, con dolor en los pies y con hambre.  Me puse a cocinar, luego me di un baño, comí y tempranito para la cama.

La verdad es que esto nos tomó a todos desprevenidos y es algo que no debería suceder. Pero sucedió, y tenemos que aprender a bregar y trabajar para que no vuelva a ocurrir.  Las autoridades pertinentes, no deberían dejar el mantenimiento de las plantas eléctricas, ni de acueductos, para que estas se deterioren y vuelva a pasar algo así.  Eso debe ser prioridad, así se evitarían los “corre y corre” gubernamentales y los incidentes que todo esto, provoca.
 
Nota Personal: Para nosotros fue un caos, pero creo que para el Planeta, fue un respiro de alivio, por un día y medio. 
 
 
Al ver las fotos desde la Estación Espacial, Puerto Rico siempre se ve súper brillante, incluso más que las hermanas islas, que son más grandes que nosotros.  Podemos decir que, sin planearlo, contribuimos y ayudamos a la Hermana Madre Tierra.
 
 
 
Dios les bendiga…
 

domingo, 11 de septiembre de 2016

El día del 9-11

Paz y Bien...

 Hoy se conmemoran 15 años de aquel terrible día en que Las Torres Gemelas (Twin Towers), fueron atacadas por terroristas. No digo que se celebra, porque el término es como para festejar, y ese día no fue uno festivo.


 
 
 Recuerdo que trabajaba en una égida en Puerto Nuevo, y mi hija María Vanessa, tenía 4 meses y medio, de nacida.

 Al llegar a la oficina ese 11 de septiembre de 2001, luego de dejar a Mi Princesa, en casa de mami, lo primero que hice, fue encender la radio, como todos los días.  La mañana iba transcurriendo normal, yo estaba haciendo un trabajo y de pronto escucho por Fidelity (la estación que ponía en el trabajo), que aparentemente un avión se había estrellado contra una de las Torres Gemelas.   Pensé que era un lástima, que ¿qué habría pasado con los del control aéreo, que no lo evitaron, o si se les había dañado el radio del avión?  Poco tiempo después, escucho que otro avión se había estrellado contra la otra torre y le comenté a mi compañera que ya no era casualidad, que eso era premeditado. 

 
 
 Mi supervisor entró a la oficina preguntando si habíamos escuchado la noticia y me dijo que subiera el volumen.  Todos fueron llegando a la oficina poco a poco, empleados y residentes llorando y ansiosos, pues algunos tenían familiares en New York.  Nosotros, tratando de calmarnos y calmar a nuestros viejitos, como les decíamos de cariño.

 Se supone que los empleados no entráramos a los apartamentos de los residentes, sin una orden de servicios, pero ese día las normas, no valían.  Recuerdo que fui al apartamento de Doña Hilda, el 314, y ella estaba viendo las noticias, me tomó del brazo y me metió, para que viera las noticias con ella.  Fue horrible ver la transmisión, y pensar ¿cómo era posible eso que veíamos?   Ver una torre en llamas y de pronto ver como otro avión se estrellaba contra la otra torre.  Ver las personas saltando al vacío, por la desesperación;  ver las torres desplomarse al suelo, una primero y luego la otra. Ver a las personas correr por las calles neoyorquinas, llenas de polvo, sin saber a dónde ir para sentirse seguros.  Luego dijeron lo del Pentágono, continuaba la escena de terror. 
 

 En toda la égida, lo único que se escuchaba eran las noticias de todos los canales y las estaciones de radio.  El entra y sale de los apartamentos, los comentarios, las oraciones al Padre Celestial, por esas personas de New York.  Otros maldiciendo a los terroristas, en fin, de todo un poco.

 Recuerdo que mami me llamó aterrada, pues mi hermano vivía en New Jersey y ella no sabía si él estaba en New York, ese día.  Afortunadamente, estaba bien.

 Durante todos esos días siguientes, mi jefe me decía que entrara al internet a buscar noticias. 

 La verdad que es imposible olvidar lo que ocurrió ese día.

 Dios tenga en su gloria, a todos los que perdieron la vida: inocentes, civiles, policías, bomberos, padres, madres, trabajadores, vacacionistas, y que le siga dando fortaleza a sus familiares; y tenga misericordia con quienes provocaron tanto dolor.


 Dios les bendiga.