miércoles, 8 de febrero de 2017

Una hora en la pista

Paz y Bien…

Bueno…  Luego de haber comenzado varias veces a ejercitarme, ya fuera en la cancha, mientras mi hijos tenían su práctica de tenis de mesa, o en casa, haciendo "aeróbicos" y cardio, y haberlo dejado, estaba decidida…  en febrero sería que comenzaría a caminar, a modo de ejercicio.

El lunes 6 de febrero (2017), me levanté decidida, me preparé y ya tenía todo planeado: cuando regresara de dejar a mi hija en la Uni, iría a la pista de Caguas, al menos una hora, ya que me queda en la ruta a mi casa.  Comencé muy bien, aunque no pude terminar la hora, pues hace meses, tengo dolor en el talón derecho y cuando estoy mucho tiempo de pie o caminando, el dolor me corre hasta la parte baja de la batata, (esto comenzó en los torneos de mis chicos, cuando estoy de un lado para otro para poder verlos jugar).  Cuando llegué a casa, busque mi tobillera, que al menos me da más soporte al pie.

El martes, volví con más ganas, solo que esta vez, me puse la tobillera.  Al llegar, comencé despacio, por la pista.  Al rato sentí un poco de dolor, pero no tan fuerte como el día anterior y poco a poco, seguí con mi meta, que es por ahora, hacer una hora.  Cuando llevaba 30 minutos, había hecho el doble de vueltas que el lunes, y seguí, por detrás de la cancha y el estacionamiento, por 15 minutos, y terminé los 15 restantes, en la pista.  Me sentí bien porque pude terminar la hora.


El miércoles, con tobillera, fue parecido al martes: 30 minutos en la pista, pero esta vez hice 20 minutos en los alrededores de la cancha y estacionamiento, y 10 en la pista, para terminar.  Cabe mencionar que cuando iba por la cancha, casi me caigo de un resbalón, pues había llovido, y me dolió la cintura y el pie, por la fuerza que hice para no caerme, pero seguí.
 


En estos 3 días, he visto cosas bonitas, que ayudan y motivan a seguir.  Por ejemplo, el primer día, cuando llegué, había una pareja, como de 60 años, la señora, muy coqueta, con su ropa de hacer ejercicios y el señor, con ropa de salir, pero aun así, acompañó en las primeras dos vueltas, a la señora, le ponía la mano en la cintura, como animándola, se agarraban de manos, mientras platicaban y se reían.  Eso me encanto… 


El segundo, fue un día fresco y hacía bastante viento.  Junto a la pista hay un árbol de florecitas color rosa pálido, y cuando soplaba el viento, comenzaba la lluvia de pétalos y yo comenzaba la canción de Ednita: “Están lloviendo flores…” .  Parecía una alfombra.  También estaba la pareja que les conté.  Ahhhhhh… y cuando se iban, él le abrió la puerta y la cerró, y mientras daba la vuelta para subirse, ella encendía el auto. 


Hoy, día 3, había otra pareja de viejitos, de pelo blanco y ella con un bastón, feliz y platicando con su compañero.  Había otra señora, que tenía el Rosario en la mano y parecía que iba rezándolo y dándole los “buenos días” a todo el que le pasaba por el lado. 

 

En fin…  Estoy muy motivada y con deseos de seguir para sentirme mejor de salud y físicamente y ver si bajo muchas libritas más…  Pues he bajado 10 libras (aunque no se nota), por todos los ajetreos de estos meses: la guagua de mi esposo dañada; mi carro, que va y viene, un día bien, otro mal y el otro más o menos; las enfermedades y preparativos para el viaje a Panamá, de mi Mari Vane.


Luego les platicaré cómo me va…  Cuídense mucho y que Dios me los bendiga.